viernes, 26 de diciembre de 2014

Sabbath Konsum
































Un enorme oso de peluche ahorcado preludia la llegada de Satán Claus.
La muchacha anoréxica escogió un buen día para morir.
Desfiles de zombies enfundados en abrigos
en medio de una nieve de cuchillas y de bombas en ciudades árabes.
Todos se dirigen a la Gran Pirámide,
pululando por sus entrañas y comprando exvotos de Mattel para el metálico Faraón.
En sus mastabas privadas prosiguen su culto a la muerte,
rituales donde se comen la carne de hambrientos niños muertos.
Cadáveres,
Cadáveres,
rostros que carecen de faz operando con una cirugía caníbal,
premeditada, controlada, mayoritaria.
Peinan las calles negras en manadas,
justificando su abulia con luces sacadas de masacres de luciérnagas.
Para iluminar la ciudad de betún
ejecutaron a guillotina a todas las hadas que quedaban,
cortando sus vísceras de luz para que entraran en el festín de la carne.
Babas, vómitos, respiración,
todo se confunde en sus orgías de gula,
mientras ofrecen libaciones de mierda al ídolo Satán Claus.
Idolatría navideña,
concierto de hipocresía,
legiones de vampiros entre la niebla civilizada
cosen las tripas de la ciudad para devorarlas.
Tiroteos en los orfelinatos,
inmolaciones en las multisalas de cine,
torturas en las comidas de empresas,
niños que se comen su propio cerebro en un plato servido por sus padres.
Sangre,
sangre,
el gordo cabrón de rojo y blanco cortando ilusión con su cuchillo de carnicero,
abriéndose paso por los tejados con su automática solidaria,
observando a sus acólitos desde la cima,
meándoles azufre sin parar hasta que todo se inunda.
Las alcantarillas se confunden con las calles
y las ratas y las gentes se muerden unos a otros,
su sangre y vísceras adornan y dan color a las avenidas
mientras los guardianes oscuros pasan de la vigilancia a la acción,
creando un huracán de golpes,
una tormenta de disparos en pleno centro de la ciudad,
replegando y domesticando a los ciudadanos,
dejando que la masa negra hable,
coma, devore, mate
y sea consecuente.
Todos se revuelven entre litros de pulpa negra,
botas, zapatos, abrigos, uniformes,
juguetes y regalos manchados de bilis negra
y los edificios formando las paredes de una enorme caja de hormigón y acero
que contiene a la matanza.
Todos juntos,
aplastados…
Es Navidad,
pero los disparos calientan más que los fuegos del hogar.
Las calles son ahora potaje de vísceras.
Y ahora nace el cerdo,
sacrificado por su santa madre
que le acuchilla con todo su amor:
un pequeño cuerpecito lleno de agujeros
es la excusa para todo este canibalismo.
Pero sólo sobrevive el pequeño de cuerpo cubierto de espinas
y sus ojos crueles y su boca sanguinolenta
señalan la hora del comienzo del culto sangriento mundial.
Las ametralladoras son el villancico que acompañará
los sabbats negros de todas las familias bienpensantes.
Noche de sangre,
noche de cadáveres.
Dormid, pequeños míos,
Satán Claus ya viene.
Dormid, pequeños míos,
dormid para luego morir.
Vuestros buenos deseos y vuestra sangre darán color a su traje.
Él planta la semilla de muérdago en vuestro interior
que al crecer os cortará la piel desde dentro
inundando las cuatro paredes de vuestra habitación
de trozos de humanidad podrida.

Safe Creative #1412262839769




Foto:
-Won't take my eyes of the ball again
poster de Jermaine Rogers para el grupo musical Radiohead









martes, 25 de noviembre de 2014

Entrevista en "Cortos rotos"




















Bajo el título El videoexpresionismo de Josef A.: Trilogía del MOHO, el magnífico blog sobre el mundo del cortometraje Cortos Rotos me dedica una cuidada entrevista, en la que se hace un repaso a mis principales proyectos audiovisuales, con especial atención a la trilogía de videopoemas Moho.

"Hacía tiempo que queríamos adentrarnos en la tortuosa mente creadora de José Ángel Conde (AKA Josef A.), realizador de piezas envasadas al vacío y salpicadas de ese hermoso ruido atmosférico que acompaña a la videoexperimentación. Afincado en Alemania desde hace unos años, la influencia de las vanguardias se deja notar en sus creaciones. Desde Leipzig nos brinda esta interesante entrevista."


La entrevista puede leerse en el siguiente enlace:

http://cortosrotos.blogspot.com.es/2014/11/el-videoexpresionismo-de-josef-trilogia.html 



Foto:
-Fotograma de Moho 2: "Las esquinas de la realidad"
de Jose Ángel Conde (Josef A.)





martes, 11 de noviembre de 2014

El ronin existencial

























El tiempo no es consciente de lo que es,
el tiempo no sabe ni que existe,
pero aún así deja caer los ladrillos
para formar un muro de contención que rodea todo,
lleno de graffitis obscenos y heréticos,
sepultando a los que pasan por debajo,
carcomido por el olor a carne muerta,
basura besando sus bordes.
El bebé vendado habla con el perro
Pero su pelota de goma no derriba la pared.

Vosotros no prestáis atención,
no paráis de mirarme,
pero siempre hacia fuera;
lo hacéis todo hacia fuera,
seríais capaces de cortarnos los miembros
para acabar con la monotonía;
vuestra ignorancia es vuestra única sabiduría
y así facilitáis el emparedamiento universal.

Sólo queda algo corto como una aguja,
lo comprendo;
infinitesimales orgías deslumbrantes,
muescas en una cadena
que nos sirve de médula espinal.
Sé todo esto y muchas cosas más
gracias a tener el cuerpo lleno de tatuajes,
escarificaciones que me aplican los instantes
y que me endurecen la piel.
Camino hacia el ronin existencial,
que lucha solo contra toda tribu,
respirando sangre en cada batalla.


Extraído del poemario "Fiebres galantes", publicado por Shiboleth. Disponible en:


Foto:
-Ilustración de Tim Bradstreet para el cómic Hellblazer
  






 

viernes, 3 de octubre de 2014

Variedad de túneles



























El vagón de metro avanza con un suave golpe de los dedos de mi decisión,
cuando entro en su útero de oscuridad prefabricada,
sin que sepamos que supone la mayor pausa de nuestras vidas,
como un gusano primigenio de vinilo
que va recogiendo todos los corazones que escupe la ciudad de su saliva
hecha de jornadas impuestas, grapas de trabajo o de esclavitud
en cuerpos cuyo material formante ya ni se conoce, de puro tergiversado.
La prostitución involuntaria de la voluntad.
Estamos aquí dentro, todos juntos,
en estos intervalos entre estación y estación
que forman ese instante en suspenso,
tan buscado.
¿Por qué no podemos amarnos,
por qué no puedo abrazaros,
separar vuestros asalariados y alquilados cuerpos de mármol
de esas paredes de aluminio que quieren absorberlos,
chuparlos hacia la masa negra del exterior
hasta devolverlos como las páginas inconexas de un libro que nunca se lee?
Yo quiero recoger las hojas y formar con ellas la sangre de un nuevo árbol
que se lee sin necesidad de abrirlo, en cada pared de la ciudad...
pero no sé cómo hacerlo.
Afuera y adentro, entre la vida, sigue lloviendo...

Sabemos por todas las crónicas que el hombre no quiere estar solo
pero puede que no esté hecho para estar acompañado
cuando la luz blanca sale por su boca en las babas del egoísmo
que quieren besar sin importarles lo que ensucian.
No se puede huir, ya jamás se podrá huir hacia los otros.
Si no te llamo no significa que huya de ti;
se trata de no huir de mí,
asistir al espectáculo del mar que se seca en las venas,
cuando mi conocimiento amenaza con matarme,
los desahogos de la razón exprimiéndola en las transfusiones
de los cadavéricos elixires artificiales,
muertos restos y cenizas de otros muertos,
los mundos que me rodean tambaleándose...
Sólo hay vacío detrás del gas que genera las imágenes en las pantallas
y yo desearía que mi voz, que compone palabras solas en la oscuridad,
no fuera devuelta por el techo de mi habitación,
en este mundo.





Poema extraído del poemario "Feto oscuro", de Jose Ángel Conde
publicado por Groenlandia:

http://www.revistagroenlandia.com/PDF/feto-oscuro-jose-angel-conde.pdf 
http://es.scribd.com/doc/51822388/FETO-OSCURO-de-Jose-Angel-Conde 
http://issuu.com/revistagroenlandia/docs/feto_oscuro_de_jos___ngel_conde 


 


Foto:
-Catacumbas de los Capuchinos de Palermo, de Giuseppe Incorpora










domingo, 3 de agosto de 2014

El fantasma de niebla y la Hija del Sol


























¿Quién es este fantasma de niebla
que se ha colado a besos dentro de tu vida,
que mira dentro de tu lejanía
para averiguar el color de tu pelo?
Entro por el aire cuando estás cerrada
y tu quietud y tu ausencia me alimentan,
triturando los gusanos de mi muerte,
haciendo volar las cenizas de mi culpa
sólo con el silencio,
los jeroglíficos vivientes que caminan por mi mente
definiendo la certeza matemática de tu existencia.

Venimos de la misma antigüedad
y en este presente nos seguimos encontrando
reunidos en una pirámide de relaciones humanas,
encuentros, desencuentros y palabras no dichas
convergiendo en el vértice hacia nuestra comprensión
para establecer el contacto actual,
tras las luchas de dioses antiguos como sentimientos,
protagonizando las leyendas eternas de los pares,
las historias que siempre se repiten entre dos,
entre los muchos que somos,
en los granos de arena de este infinito desierto.

Mis arenas lloran por las pasadas tormentas
y temen no ser dignas de la Hija del Sol,
de sus desinteresados besos con saliva de astro,
miel procedente de la sencillez y de la conciencia.
Lejos del tiempo de comienzos faraónicos de una persona,
en todos estos presentes metálicos,
tu voz es una rosa a través de la línea telefónica de las lejanías
que transmite las lunas a los comunicantes,
garganta naranja en un medio azul,
pero cuando me hablas me tocas.
Si llegamos a abrazarnos
lo hacemos como escarabajos dorados,
inconscientemente ordenados
por los dioses que habitan en todos nuestros miembros,
poros que vuelan reafirmándose en los del otro,
cubriendo un viaje más lejano de lo que parece,
el encuentro de las personas
donde reina el silencio
que nadie ha visto o no suele ver.
Acariciando tu vello primigenio
surge la espuma que calma este mar de deseo.

En el cielo me miras desde todas las estrellas
pero sólo aquella es la que anida dentro de tu pecho,
coraza protectora de nuestros planetas.
Idiomas muertos y aún por nacer
se despliegan en el papiro de tu cuerpo
y juntos los leemos como reyes de nosotros mismos.
Todo sucede aquí, ¿no te das cuenta?,
en esta tierra y en este tiempo,
dondequiera que existamos...




Safe Creative #1408031697678




Foto:
-Ilustración de Christopher Shy








 

lunes, 23 de junio de 2014

Las esquinas de la realidad




Las esquinas de la realidad provocan efectos de mortal repulsión
entre las mentes ordenadas por la costumbre,
convirtiéndose las emanaciones de su intrínseco absurdo
en un portal nauseabundo para los caminantes
que pasan tangencialmente a su lado,
tatuándose el olvido a fuego en su frente miedosa por ignorante,
un sello de ceguera que parece así comprar unos momentos de estabilidad.
En el eterno paseo del mismo eterno otoño
por las calles de la vivencia,
tras el consabido número de pasos
como constante ecuación indeterminada,
las partes oscuras de la realidad me golpean
con sus latidos cargados de revelaciones,
dictadas por el horror que existe detrás de estar vivo.
En sus manos,
ya sin posibilidad de enmienda perceptiva,
me diluyo entre las heces del miedo y la orina del ridículo,
fluyendo todopoderosas a través del aire
hasta mis precarios e ínfimos pulmones.
Sus sempiternas risas y miradas de extrañeza
se cubren una vez más con la niebla
que, en esos momentos decisivos,
me aísla de su espacio con una atmósfera de descomposición,
cuando devengo en un algoritmo de entropía
enmedio de sus biorritmos de lógica.
Los zombies de la realidad miran a mi rostro inexpresivos y mecánicos
como al televisor geocéntrico de sus vidas,
asistiendo al espectáculo que los define y los da sentido,
devotos del tedio y la monotonía.
Lejos de la consistencia,
me derrito en húmedos torrentes de insectos desconocidos,
gelatina de cucaracha derretida,
símbolo de súbita podredumbre.
Me alejo de mí
porque no puedo aceptar que nos pertenezcamos,
la vida goteando temblorosa,
poco a poco,
en continuos posos de sangre
invisibles sobre la línea del tiempo,
tiempo de sangre,
tiempo escarlata,
líneas de pensamiento frágiles como neutrinos
llenando el vacío dentro de mi cabeza,
pura ciencia.
Trascendencia demoníaca a mi yo,
se abre fuera del espacio y el tiempo
el pórtico hacia la dimensión de mi alma.





    LAS ESQUINAS DE LA REALIDAD -
    CC by -
    Jose Ángel Conde Blanco






Foto:
-Pintura, de Joseph Loughborough











jueves, 29 de mayo de 2014

Sin medicinas




















Siguen mis metamorfosis continuas
para volver a convertirme en lo mismo.
Cada árbol y cada adorno navideño
me recuerdan la muerte
y la mentira perpetua.
Así que necesito cambiarlos por llamas,
más vivas y más cambiantes
que esos iconos de cementerio.
Necesito pasarme,
todos lo necesitan cuando se visten
con lo que creen sus “heces”;
no son más que árboles
con las vísceras hacia fuera
como bolas de Navidad.

Escupo y vomito
allá donde paso:
azufre y rebelión,
fuego y saturación,
no dudo en mostrar mis pústulas.
Los trajes y las corbatas,
los empleos fijos y las formas
dejan paso a las tribus y los tatuajes,
poblando las calles de totems
que buscan llamar algo.
Pero la ilusión se acaba
cuando encuentran novio
o vomitan su libertad...
una vez más.
Luego a esperar una nueva ocasión
y a volver a negar esa fugaz plenitud,
porque está bien ver el abismo
pero no tanto tirarse a él.

Yo necesito pasarme
y vestirme de negro
para invocar la oscuridad,
como mis antepasados invocaban la caza
en las paredes de sus cavernas.
Por eso necesito saltar,
gritar,
odiar,
luchar,
follar,
drogarme
y agarrar todas las posibilidades
para hacerlas sangrar.
Pero también me apago
y luego resucito después del esfuerzo
para vagar como un zombie
entre los restos del cementerio,
donde los orcos carroñeros y los trolls con navaja
hacen presa de los muertos.

Oigo voces de ultratumba,
oigo desiertos de jadeos,
y el pensamiento es un chocolate de piedra
que no consigo comerme entero.
Así que me alimento del humo
de la civilización devastada
y del infierno,
que está en todas partes.





Extraído del poemario "Fiebres galantes", publicado por Shiboleth. Disponible en:



Foto:
-Material promocional del largometraje 28 semanas después (28 weeks later) (2007), de Juan Carlos Fresnadillo.



 








miércoles, 23 de abril de 2014

MOHO 3: "En el Limbo"

























Safe Creative #1402190189531




MOHO 3: "En el Limbo"


Tercera entrega de la serie de videopoemas "MOHO"

Música: Turmoil

Imagen, edición y texto: Jose Ángel Conde

Disponible online en:
http://vimeo.com/92155111
http://youtu.be/YJuU7Ogqcqs





MOHO 3: "En el limbo" from Spleen PC on Vimeo.


Safe Creative #1403190386852




Foto:
-Wo denn?, de Jose Ángel Conde




jueves, 20 de marzo de 2014

MOHO 2: "Las esquinas de la realidad"

























Safe Creative #1403200395614


MOHO 2: "Las esquinas de la realidad"


Segunda entrega de la serie de videopoemas "MOHO"

Música: Massimo Croce
Imagen, edición y texto: Jose Ángel Conde

Disponible online en:
http://vimeo.com/92131245
http://youtu.be/dmUAj3ydsHY




MOHO 2: "Las esquinas de la realidad" from Spleen PC on Vimeo.





Safe Creative #1403060309158



Foto:
-Wirklichkeit de Jose Ángel Conde



viernes, 28 de febrero de 2014

MOHO 1: "El parásito espacial inadvertido"

























Safe Creative #1403060309165





MOHO 1: "El parásito espacial inadvertido"


Primera entrega de la serie de videopoemas "MOHO"

Música: Gustav Mahler
Imagen, edición y texto: Jose Ángel Conde

Disponible online en:

http://vimeo.com/91521523
http://youtu.be/dEJXdFj_z14



MOHO 1: "El parásito espacial inadvertido" from Spleen PC on Vimeo.


Safe Creative #1403060309134



Foto:
-Völkerschlacht Denkmal bei Nacht, de Jose Ángel Conde




sábado, 15 de febrero de 2014

Aliento de cristal















Habitación propia en las penínsulas del hielo,
no dejando de sentir las fibras de vidrio corriendo  a través del mundo,
fibras que recubren las venas siempre palpitantes de mi cristal,
tan denso como cristalino,
tan duro o frágil como mis latidos,
sin reflejos pero con forma propia más allá de su aparente transparencia.
Ni piedras del tamaño de montañas lo rompen
porque debajo de mí,
en las turbinas estremecidas de mi ser.
se solidifica el aire que respiro
obrando la alquimia gaseosa de seguir vivo.
Suspiros que hacen cristales,
cristales que respiran el mundo en millones de dimensiones y prismas,
universo de frío y vivencias que dan lugar a un solo calor:
la sonrisa de una estrella formada por piel naranja
que a veces tiembla de amor.
El cielo se extiende suave y tranquilo con el cuerpo de una mujer
y no se mueve más que en siglos,
tan sólo para mantener su belleza.
Corre mi vida con la caricia de las nubes naranjas en su mano,
ofreciendo promesas intermitentes del sol.

Safe Creative #1402150154463




Poema publicado en la revista literaria "Letras anónimas", nº XIV:

 
Foto: 
-Christina Ricci en un fotograma de la La familia Addams: la tradición continúa (Addams family values) (1993), de Barry Sonnenfeld

















viernes, 24 de enero de 2014

La carne en la súper-realidad























"La 'Otra Mitad' es la palabra. 
La 'Otra Mitad' es un organismo. 
La Palabra es un organismo.”
William S. Burroughs. "El ticket que explotó"



Si quisiéramos sacrificar en el altar del aséptico ritual crítico el cuerpo y la mente contenidos en Diario de un adolescente de pelo raro no tendríamos más que servirnos de calificativos tan definitivos como “surrealista” o “vanguardista”, para acto seguido apuntillarlo con referencias a un puñado de escritores de renombre que se correspondieran a las etiquetas anteriores. Pero en este caso el que suscribe ni es un asesino a sangre fría, ni un crítico profesional, sino tan sólo un lector y, como tal, mi objetivo es intentar describir con la mayor sinceridad las múltiples y poderosas sensaciones que revelan sus páginas. El segundo poemario de Jorge Heras no puede considerarse una obra accesible, por supuesto, como tampoco lo era su opera prima, Apología de la muñeca de Bellmer. Tampoco se puede negar que su poesía participa en gran medida del espíritu surrealista, pero tal afirmación sólo puede sostenerse estableciendo en que términos se produce esa correspondencia.
El fin último del Surrealismo era llegar a la expresión de lo que se conoce como “super-realidad”(“sur-realité”), concepto mediante el que se quería englobar todas las percepciones que del mundo o de la “realidad” recoge la mente humana, tanto en su apartado consciente como en el inconsciente. Los surrealistas buscaban sublimar su propio interior, lo sentido y lo pensado, lo vivido y lo imaginado, estableciendo así una nueva vía de conocimiento (o “super-conocimiento”). Jorge Heras ha tenido que bucear previamente en el plasma de esa “super-realidad” para llegar a la revelación personal que supone Diario de un adolescente de pelo raro. Su poemario podría bien considerarse como una especie de autoanálisis terapéutico, resultante de una fusión entre lo experimentado materialmente y lo sugerido mentalmente por dicha experiencia. Pero su lenguaje no surge de una “pose” estética vanguardista, una escritura automática o una búsqueda fría del “arte por el arte”. Su elección estilística es la que el poeta considera como la más adecuada para realizar su particular ejercicio de desnudez y sinceridad, aquí una auténtica “apertura en canal”.
Jorge Heras recupera la función de la palabra como instrumento alquímico de primer orden para destilar, parafraseando a Paul Éluard, esos mundos que están en éste. El “adolescente de pelo raro” posee una chamánica “cabeza borradora” que suprime el filtro racional y libera las endorfinas de las palabras con un método marcadamente sinestésico, un informe cargado de sensorialidad que transcribe en su diario las imágenes que la experiencia vivida despierta, independientemente de su sentido “lógico” (Ni los peces con sus bigotes rozando el techo de mis pies/Eyacularon viejos fabricando bicicletas”). El poeta vive en su palabra, que describe así su propio paisaje subjetivo, y lo hace con toda contundencia, sin rebuscados juegos lingüísticos ni retóricas paralizantes, con la expresión llana y cortante de una sierra, surgiendo espontáneamente de la amputación del sentido un genuino lirismo (“Desde la ventana mira cómo los caballos con ruedas mastican el cuerpo sin vida de Napoleón”). Las imágenes se suceden en una concatenación sinfónica de enumeraciones, juegos de palabras y metáforas a veces de difícil comprensión (“La hierba se explaya en el hocico de la vaca/Pintando su tez transparente de maniquíes pelando fruta”), pero que consiguen imponer un prodigioso sentido rítmico en el momento en que nacen unas de otras y se suceden en progresión aritméticoperceptiva, un tempo original marcado por las transformaciones y movimientos de personas y objetos en vertiginoso ascenso/descenso hacia lo belleza terrible de lo insólito (“La tarde me amputaba las manos/Esas manos mías que balbuciendo ayer susurraban penachos de gallina en tu vientre”).  
Diario de un adolescente de pelo raro articula todo este arsenal expresivo con el resultado último de una particularísima atmósfera de sustantivos y adjetivos poderosamente vivos, tan reales que parecen peligrosos. El poemario de Jorge Heras exuda carnalidad de principio a fin, propone cadenas de versos extraños e impactantes que palpitan y se convulsionan como cuerpos susceptibles de una autopsia en vida, tanto por su más que patente sexualidad cuasipornográfica (“Una gran vagina escupe su flujo por el suelo”), como por su inteligente utilización lírica de lo escatológico (“Yo que siempre sudo agua sucia del retrete”), o incluso el recurso al sadismo más empíricamente sangriento (“Y las ponzoñosas entrañas de su marido chorreando por las paredes”). Versos como intestinos que se despliegan en una anatomía icónica que desestabiliza y desasosiega, atacando por igual no sólo nuestra percepción inmaterial, sino también la más directamente visceral. En este auténtico quirófano lírico, la “super-realidad” descrita u operada surge del desgarro que el poeta efectúa con el bisturí en la tela de su piel material, poemas como restos de epidermis aparentemente muerta en la mesa de disección del papel, tramautismo de la experiencia que genera su correspondiente hemorragia perceptiva, desde el autor hacia el lector.
La sangre de este universo se rige por una particular mecánica de fluidos. Es un mundo quintaesencialmente terrenal, pero es un nuevo planeta Tierra gobernado por el caos como fuerza inevitable, descrito por imágenes imposibles que se suceden con indiferencia y frialdad casi taquigráficas (“Las farolas caen del cielo/Y se alimentan de pinos”), con unas leyes de la física completamente trastocadas, en las que lo absurdo es parte de la normalidad, sin atisbo de intento de explicación o huida del mismo (“A esperar a que las nubes se derramen y manchen de blanco las paredes de los edificios”). La ley rectora principal de todo esta naturaleza deformada sería la relación entre la materia muerta y la materia viva, en una suerte de epígono de aquella “Nueva Carne” que apostolara David Cronenberg en sus primeras películas, donde existe un permanente y dinámico proceso de fusión entre los objetos, las personas y los conceptos (“A partir de ahora soy una cabina telefónica/Mi cerebro es el auricular y mi sistema nervioso el cable telefónico”). Tales simbiosis se suceden en un sentido y en el otro, a la manera de un proceso químico, hacia la cosificación (“Eso sólo lo sabes tú que eres una farola con la facultad de transformarse en mujer”) o hacia la personalización (“En las manos de mi niña todas las calles de París”), cambios físicos que se corresponden directamente con los vaivenes del sentimiento y la experiencia, en algunos casos con una absoluta identificación (“La queja ha dejado un rastro de saliva por inmuebles bulevares medios de transporte…”), en un cambio total hacia “otra cosa”.
Los mutantes resultantes son una suerte de nuevos cyborgs fabricados con palabras. El “adolescente de pelo raro” y el infinito bestiario de seres y conceptos que le rodean generan un plancton biomecánico cambiante, la “Super-realidad” sublimada, que aquí revela una materialización de la desesperación (“Me conforma el cristal roto de espejo”). Materialización porque dicho sentimiento de abandono es expresado directamente mediante las evoluciones de la materia y el cuerpo que lo compone, mejor dicho mediante su desmembración y su descomposición más patentemente físicas (“En mi planeta las cabezas viven sin el cuerpo”), generando un angustioso inventario de amputaciones y desmembraciones corporales antinaturales (“Por no defraudar al caníbal me corté la mano izquierda/Y se la ofrecí de primer plato”) que es en realidad la crónica formalmente fría de un abatimiento y una reducción emocionales. La entropía grotesca del cuerpo tiene su verdadera causa en el rechazo amoroso, que es el gran tema subyacente en las tripas del poemario, una tragedia tan inevitable como asumida con impotencia, y por ello se realiza un informe crudo sobre sus efectos demoledores, que son la reducción y el desarme, aunque los miembros amputados son reutilizados inmediatamente en el implacable devenir del proceso cotidiano (“Siempre leo revistas de aviones porque me amputaron los dedos de las manos y los usaron para fabricar aviones/“Máquinas más humanas” dijeron”), en el que nada se detiene.
Y en el centro de esta orgía carnal se sitúa la Mujer, como la gran dinamo de la Materia, el ser que desmonta y al que se le ofrendan las consecuencias de dicha deconstrucción sacrificial  (“La mano que me quité está en lo más profundo de tu ano/La metí ahí mientras dormías”), una vampira de emociones y esperanzas que se emparenta con la tradición de la omnipotente e implacable femme fatale, que va desde Lilith a la arquetípica decapitadora Salomé/Judith (“Mi cabeza sin cuerpo/La muestras a los invitados/Me muestras a los invitados/Soy la atracción de la fiesta”). La Mujer es aquí la Materia misma, el objeto supremo que nace del fetichismo (“Tu falda tejana llovió anoche de mi techo”) hacia la total identificación con la cosa (“Y la queja muere en tus oídos de mármol”), un centro de la “realidad” totalmente alienado del proceso de mutación pese a haberlo provocado, pero necesario y cierto como la Naturaleza.
La carne del poeta queda atrapada inevitablemente en la “super-realidad” descrita como se deduce del extenso poema-coda que cierra Diario de un adolescente de pelo raro. Al final todo está encerrado en la materia, hasta el tiempo, y no parece que la consciencia de ello fuera suficiente para liberar la “Otra Mitad”. Pero de vez en cuando es inevitable que ésta se licúe a través de las palabras.


Safe Creative #1401249925595


(Epílogo del poemario Diario de un adolescente de pelo raro, de Jorge Heras (Baptiste Bleu))




 Foto:
-De la serie Transfiguración, de Olivier de Sagazan