viernes, 6 de febrero de 2015

Un saco de huesos


























Un saco de huesos
en la entrada del portal.
Lo intento,
lo sigo intentando,
siempre,
y es que no puedo hacer otra cosa.
Una y otra vez
lo absorbo todo,
lo echo
y lo vuelvo a tomar,
con un mínimo de placer,
con un máximo de costumbre
y un fondo de adicción.
Las personas,
las situaciones
son mis cigarrillos
y, por eso,
mi vida se reduce a la inercia.

Odio que sea tan frío,
tan duro y desesperanzado,
pero con el tiempo me he vuelto así.
Creo que tenía que ser así.
Fue cuando la esperanza
se burló de mí
y siguió a lo suyo
como si yo no existiera.
A veces me lo pregunto.

Pero sigo tocando,
tocando dentro de ellos
para encontrar algo caliente,
un verdadero fuego
que me abrase de una vez por todas.
Pero sigue habiendo algo que falla,
siempre algo que falla,
mientras siguen hablando,
mientras siguen bebiendo,
mientras siguen y siguen sin parar,
y yo me pongo a vomitar
desde lo alto de un balcón.
Siento ácido y dolor
y un mareo cuando trato
de volver para hacer pie.

El resto del tiempo,
casi toda la vida,
siento que todavía no he nacido,
o que he nacido a medias
y una parte de mí
se ha quedado en otra parte,
por supuesto
no sé dónde.




Extraído del poemario "Fiebres galantes", publicado por Shiboleth. Disponible en:


Foto:
-Invitación mórbida, de Terry Taylor