Las manos en los bolsillos,
las falanges fuera de la piel sobre
las rodillas huesudas,
al fin y al cabo la misma posición.
Miradas que no me miran me
atraviesan con sus flechas,
de negro apuntalado contra la
vitrina negra del vagón del suburbano,
hoy más que nunca por debajo de la
ciudad
mientras sudo por dentro fatigosas
y pegajosas gotas de hastío y cansancio
a las que no consigo encontrar
explicación.
La alegría triste de todos los
días,
sin haber llegado todavía a decidir
en qué parada bajarme.
Nunca sé qué hago aquí dentro y
siempre arrepentido de haber entrado.
¿Necesitas la luz?
Vivo y lloro hacia adentro en la
oscuridad de la abstracción
mirando cómo los habitantes de la
vida se aferran a ella cantando
y no consigo entenderlo,
no consigo ser libre en medio de un
espacio que siempre se me hará opresivo…
Desenredando las ideas
los miembros se enredan en cadenas
de ataraxia moral,
cuando puedo volar a todas partes
con el pensamiento
pero mi inexplicable solipsismo no
puede llegar a ti
pese a que me siente a tu lado y,
tan sólo por un momento,
me desintegre en tu mirada.
Ni estaba antes,
ni estaré después
y así paso de largo tu existencia,
los ojos firmes que conformen tu
identidad
que nunca podré tocar.
La claridad va surgiendo de la
erosión progresiva de las capas de esperanza
que forman el cuerpo obcecadamente
terrestre
y en degradación logarítmica gestan
algo
que va en esencia dentro de la
refinería del tiempo,
decidiendo el desenvolvimiento
natural y sin conciencia de la materia
que sólo soy libre en mi soledad
si mis días están condenados al
caos de los ríos eternos de la materia,
donde la verdadera sangre negra que
bombea el pulso vital
es el impulso de solipsismo,
magma justo hacia un núcleo de
sincera generosidad,
donde no se pida de nada ni de
nadie,
santidad oscura de la negación,
mientras mi aliento se solidifica
en los túneles de mi propio
subsuelo,
detrás del devenir,
el negro de la tierra por dentro.
El pudor sólo existe cuando nos
miran,
sino, todo es puro.
Leyendo poesía hermética
me agarra el instante
y me pongo detrás de las líneas
ficticias de los versos.
Foto:
-Metroguts, arte digital de Jose Ángel Conde (Josef A.)
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